¿De dónde somos? En una reunión con amigos Pau, mi peque, terminó con un “barret” en la cabeza. Entre el nombre y el barret realmente todo un catalán y me puse a reflexionar sobre si somos de aquí o somos de nuestra tierra original, si el hogar que hemos formado ahora nos da identidad o si siempre seremos de dónde venimos.
Los hijos nos cambian el sentido de pertenencia
No sé si tiene que ver con la época del año, con los balances que uno hace por estos días, con las ganas de ver a la familia en las fiestas, la cuestión es que los que hemos hecho hogar fuera de nuestra tierra original es normal que nos generemos estas dudas. Le di un par de vueltas y creo que mi conclusión ha sido que los hijos nos cambian el sentido de pertenencia.
Cuando éramos una pareja sin hijos, éramos más jóvenes, nos enfrentamos a un cambio de vida, decidimos probar, decidimos ampliar horizontes pero aún no teníamos nada claro lo que pasaría en el futuro. No fue hasta comenzar a pensar en familia cuando realmente nos pusimos serios a hablar sobre si queríamos vivir aquí o allí. Sí, sé que puedes mudarte de país, mudarte de vida, cambiar el rumbo cuando tienes hijos. Pero también creo que los hijos nos atan más, no porque sea más difícil la mudanza, que también, sino porque creo que ellos son del lugar dónde hayan nacido, independientemente de dónde seamos los papás.
Tener hijos lejos de la familia no es fácil, te enfrentas a un cambio muy fuerte en tu vida sin la contención que se supone que es más “normal” en estos casos. Te encuentras con situaciones que son muy diferentes a las que tú has vivido de pequeña, costumbres que cambian, forma de hacer o ver la vida y cuando se trata de criar hijos, sobre todo al ser primerizos las únicas referencias que tenemos son las personales y os aseguro que de un país a otro pueden cambiar y mucho.
¿Qué solemos hacer los papás que nos encontramos en esta situación? Pues buscar esa contención familiar necesaria en otras personas, en amigos, que ahora pasar a ser parte de tu familia. Pedimos consejos, ayuda, acompañamiento… podemos estar muy conectados con nuestra familia, podemos recibirlos cuando vienen de visita, pero no estarán allí en el día a día, no serán con quienes compartiremos las comidas de los domingos, sus hijos no serán esos primos con los que crecerán los nuestros. Esos papeles los ocuparán otras personas, otros niños hijos de amigos que se convierten en “primos de corazón”.
Todo eso es lo que hace que ahora este sea tu sitio, ahora perteneces a este mundo, tu familia la has formado aquí aunque no sea familia de sangre para ti esos amigos son como tus hermanos o los tíos de tus hijos.
Con el tiempo los niños crecen y ahí es cuando si aún nos quedaba alguna duda nos damos cuenta que ellos, y por ende nosotros, ya somos definitivamente de aquí. Los niños hablan como se habla aquí, generan costumbres que son de aquí, no celebran las fiestas que celebrabas tú de niña sino que celebran otras, comen como se come aquí, juegan como se juega aquí. Ellos tengan los papás que tengan son del lugar donde nacieron, y como ellos son de aquí nosotros nos arraigamos, nos comenzamos a sentir mucho más de aquí. “Echar raíces” así se le suele llamar y no me cabe duda que lo hacemos, nuestros niños nos han cambiado el sentido de pertenencia porque ahora somos de de este lugar.
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¿Será para siempre? No lo sé… creo que aquí es mucho más personal. Cuando los niños sean mayores, cuando todo sea diferente, supongo que volveremos a hacernos la pregunta y reflexionaremos sobre si queremos quedarnos o regresar y aquí cada pareja decidirá. Personalmente me imagino aquí, haber echado estas raíces me gusta, yo sin duda creo que pertenezco a este sitio y es aquí donde quiero vivir.
Como BabyPLanner también lo he vivido, trabajar durante el embarazo con mamás que no están acompañadas o arropadas por su familia me ha confirmado las sensaciones que tuve yo cuando mi primera niña. Lo positivo es que sé por lo que están pasando, que mi experiencia personal me ayuda a comprenderlas y ayudarlas más. Cuando planificamos la llegada de un bebé con una mamá que está lejos de su tierra siempre hablamos del tema, surgen las mismas dudas y puedo ayudarlas a enfrentar el momento sintiéndose comprendidas y acompañadas, algo fundamental para estar más segura y vivir el proceso más feliz.