El calzado del bebé
En el primer año de vida un bebé pasará por grandes diferencias respecto a las necesidades que pueda tener para su calzado. Una primera etapa desde recién nacidos hasta cuando se pone de pie (que incluye la etapa del gateo), una segunda etapa cuando comienza a ponerse de pie pero no a caminar (también mientras gatea), y la tercera cuando comienza a dar sus primeros pasitos (esto último puede ser antes o después del año).
En este sentido el calzado del bebé deberá ser muy diferente para cada etapa ya que si no podemos perjudicar su buen desarrollo.
La primera etapa, desde el nacimiento hasta el gateo:
Lo primero que debemos decir para esta etapa es que el calzado no es necesario. Es más, muchos profesionales directamente hablan de que es perjudicial para su desarrollo. Estos expertos mencionan que la estructura ósea está en constante crecimiento y que un calzado puede provocar malformaciones o impedir su óptimo desarrollo. Pero lo cierto es que aunque lo ideal es que el pie esté libre, cuando no hace un excesivo calor, los bebés pierden mucha temperatura a través de los pies por lo que tenemos la necesidad de cubrirlos y aquí es dónde se nos genera la duda de si utilizar o no un calzado.
Los primeros meses del bebé lo mejor siempre será utilizar pantalón con pie cubierto, así lograremos que el pie no pierda frío, que el calcetín no se escape y que sea mucho más cómodo para el bebé. De hecho la mayoría de las prendas del recién nacido contemplan este tipo de terminación.
Pero a partir del tercer o cuarto mes comenzamos a vestirlo con otro tipo de ropita, la mini ropita de niño. Dejamos un poco atrás los pijamitas durante el día y comenzamos a utilizar vaqueros, pantalones, vestiditos para las niñas, etc. En épocas templadas unos calcetines pueden ser suficientes pero cuando hace más frío tendemos a buscar una alternativa más calentita y por eso aparece la necesidad de calzarlo. Por otro lado cuando a los cuatro o cinco meses se mueven tanto al jugar en la manta, en la hamaca o en la cuna y luego cuando comienzan a gatear, los calcetines tienden a perderse dejando su pie al descubierto. Los clásicos patucos pueden cubrir esta necesidad pero es normal que nos guste más algo más moderno. Un calzado apropiado puede asegurarle el calcetín y por tanto la buena temperatura de los pies.
¿Cómo debe ser el calzado para esta época del bebé?
Volviendo al caso de querer cubrir más el pie del bebé, o también cuando queremos utilizar unos zapatitos para vestirlo (refiriéndonos al concepto más estético), lo importante será buscar un calzado que de alguna manera tenga la condición de un calcetín. Es decir, que no le provoque un freno a su crecimiento y desarrollo. Un calzado blando, flexible, con el que el pie tenga absoluta libertad. No solamente debe ser blando en la parte superior sino también en la inferior. Dependiendo del diseño puede tener algo parecido a una suela pero siempre debe ser completamente flexible. Al coger este zapatito y apretarlo con una mano debemos poder “hacerlo un bollito”, así nos aseguramos de que es lo suficientemente flexible. Los zapatos tejidos o de tela completamente serán los ideales. No es necesario que lleven topes de refuerzo en punteras o taloneras.
No obstante, lo más recomendable es que incluso este calzado sea utilizado sólo para salir de casa, es decir cuando hace más frío y nunca para dormir.
Por lo tanto decimos: Calzado tipo calcetín para esta primera etapa: útil sí, indispensable, no.
La segunda etapa, cuando comienza a ponerse de pie:
Este bebé aún gatea y volviendo a lo que recomiendan los expertos aún dirían que no es necesario calzarlo y que puede perjudicar su crecimiento. Lo ideal nuevamente es que los bebés gateadores y aventureros anden por casa descalzos pero esto puede ser posible sólo en verano, por lo que si en este etapa no hace calor habrá que cubrir esos piecitos y suelen recomendarnos calcetines.
Cierto es que este bebé comienza a ponerse de pié cogiéndose de algún mueble o de nuestras piernas y si bien aún no se desplaza, los calcetines pueden hacer que resbale. Una alternativa podría ser los calcetines con goma antideslizante pero nuevamente el frío puede hacer que sean insuficientes para estar fuera de casa. En este sentido un zapatito de suela blanda y flexible pero antideslizante puede ayudarlos a ponerse de pie sin perjudicar el gateo. Aquí la puntera y talonera reforzada pueden darles más estabilidad. De igual modo el zapatito que cubre el tobillo minimizará las torceduras. Lo fundamental es que evaluemos constantemente que ese calzado no le ha quedado pequeño y que comienza apretarle.
Por lo tanto decimos: Calzado flexible pero antideslizante para esta etapa: Recomendado, sí – indispensable, no.
La tercera etapa, cuando da los primeros pasos:
En este momento, el calzado cumple una función fundamental. Le ofrece estabilidad, sujeción y la seguridad y protección que necesita para dar esos pequeños pasitos. Es por eso que, el calzado apropiado es importantísimo de la misma manera que el mal calzado puede ser muy perjudicial. En esta etapa, podemos ver mini zapatos como los que utilizamos los adultos pero que sin embargo no son nada apropiados para los bebés. El zapato que no sujeta el pie, con la suela plana o que no es antideslizante no lo debemos utilizar en absoluto. El zapato con cordón tampoco es el ideal porque puede provocar tropiezos. Los ideales son de velcro o con hebillas. Y aunque en ocasiones podemos vestirlos con zapatitos más “formales” las zapatillas tipo deportivas son siempre la mejor opción incluso en verano (sólo debemos escoger algún modelo más fresquito y de tela transpirable). Otro punto a tener en cuenta es que si bien es importante que le sujeten correctamente, siempre deben otorgarle la posibilidad de flexionar el pie. Por último, debemos comprobar que por dentro la suela es ergonómica y blanda, sus pies y en especial el arco deben tomar una perfecta postura dentro del zapato para no generar mal formaciones.