La cesárea: ¿Cómo sobrellevar el “duelo del parto”?

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Entre los temores más comunes que se hacen presentes durante el embarazo, y sobre todo para aquellas mujeres que desean fervientemente transitar la experiencia de un parto vaginal, está el de terminar en un nacimiento por cesárea. Recibir esta noticia, ya sea en el transcurso del embarazo o en el momento mismo del trabajo de parto, puede generar en la futura mamá y en la pareja sentimientos de decepción, frustración, dudas, temor y angustia. ¿Cómo sobrellevar esta noticia de la mejor manera posible? ¿Cómo prepararse para esta otra forma de dar a luz?

Actualmente la cirugía cesárea es una práctica extremadamente común, y constituye una valiosa herramienta para disminuir los riesgos para la mamá y/o el bebé durante el nacimiento. Son numerosos los motivos médicos para indicarla, pero básicamente pueden distinguirse dos grandes escenarios posibles:

  • Una cesárea programada, ya sea desde el inicio del embarazo o en el transcurso del mismo; por ejemplo un embarazo múltiple, condición médica de riesgo en la madre o el bebé, cesáreas previas, posición podálica (de nalgas) del bebé, entre otros.
  • Una cesárea de emergencia: por ejemplo, si el parto vaginal no avanza en alguna de sus etapas, si hay sufrimiento fetal, prolapso de cordón, entre otros motivos.

Los sentimientos tan comunes de desilusión o angustia ante la noticia de la cesárea pueden darse en cualquiera de estas dos posibilidades, aunque de distinto modo. En el primer caso, una cesárea programada le da a la futura mamá y a la pareja un TIEMPO fundamental para PREPARARSE para transitar esta experiencia de nacimiento, tanto en lo que respecta a la recepción de información como a la elaboración emocional y psicológica. Este tiempo (aunque más no sean horas o días antes de la fecha probable de nacimiento) será de gran ayuda para ir haciéndose a la idea de lo que está por venir, expresar los sentimientos que afloren en pareja o con las personas más cercanas, recibir información de la mano de profesionales (incluso buscar una segunda opinión si no te sientes de acuerdo con la indicación de tu médico), y así elaborar de a poco el “duelo del parto”. En ocasiones esta aceptación de la realidad de la cesárea puede llevar a la futura mamá o pareja a reparar en las “ventajas” que ésta conlleva, como por ejemplo tener más lista que nunca la casa y las cosas del bebé para cuando llegue, o aliviar la ansiedad de lo inesperado del nacimiento (ya que ahora sabrán exactamente qué día y a qué hora nacerá).

En el segundo caso, el impacto emocional que conlleva la noticia de la cesárea puede ser aún mayor, ya que no existió ese tiempo de preparación, la mamá puede ya estar en trabajo de parto, y una complicación puede generar no sólo decepción por no llegar al parto vaginal, sino también preocupación por el estado de salud del bebé y la mamá. En estas situaciones, es muy común que la mamá en este estado no llegue a comprender la indicación del médico, sienta que le han quitado la posibilidad de elegir, de vivir su propia experiencia, y más tarde –aunque todo haya salido bien, y mamá y bebé estén perfectos- persista en los nuevos padres una DUDA que tiña negativamente la llegada del bebé: si realmente no hubo otra opción, si la cesárea fue realmente lo que había que hacer, si no podría haberse dado más tiempo al parto vaginal, etcétera.

¿Cómo aceptar y sobrellevar lo mejor posible el cambio de parto vaginal a cesárea? (aún cuando sea de emergencia)

  • Hablar con tu médico durante el embarazo sobre las probabilidades y posibilidades de una cesárea, aún cuando no existan motivos para suponerla. En los controles periódicos, tú y tu médico deben darse un tiempo para dejar en claro cuál es tu deseo, qué tan importante es para ti una u otra forma de nacimiento, y cómo el equipo profesional entiende estas cuestiones. De hecho, la decisión de cesárea también puede ser la primera opción de la madre y debe ser respetada, pero en cualquier caso es preciso dialogar sobre el tema para ver los motivos, y expresar todos los temores y dudas que subyacen a cada decisión.
  • Informarse sobre el procedimiento de la cesárea en el curso de preparto. Si bien estos cursos (como su nombre lo indica) preparan a la mujer, la pareja y la familia para el parto vaginal, generalmente suelen dedicar alguna clase o momentos del curso a informar sobre la cesárea. Si esto no es así, puedes tú misma hacer todas las preguntas que creas pertinentes a quienes dictan el curso. Recuerda que estos profesionales están para ayudarte, tus inquietudes no deben molestar, y si algún interrogante ocupa tu pensamiento es mejor expresarlo antes que intentar acallarlo.
  • Hacer el esfuerzo de despejar toda duda sobre la indicación de cesárea en tu caso en particular, en el momento en que ésta es indicada por el médico, más aún cuando esta indicación es en caso de emergencia. En situaciones urgentes es cuando más confusión y desacuerdo puede generar la indicación médica, por eso es imprescindible que al dirigirse a la realización de la cesárea, tú y/o tu pareja o acompañante PIDAN al obstetra un mínimo TIEMPO para recibir todas las explicaciones que consideren necesarias. Cuando el médico te comunique “irás a cesárea”, no te quedes sólo con eso: respira profundo, e intenta decirle algo como esto: “bien, confío en que si usted lo decide es porque debe ser lo mejor para mí y para mi bebé, pero necesito que me explique claramente por qué iremos a cesárea. Así lo entenderé y me quedaré tranquila de que realmente fue la mejor opción”.
  • Saber que -pese a lo que muchas veces suele decirse- no se es menos madre o menos mujer por no haber pasado por un parto vaginal. Este es uno de los tantos prejuicios y mandatos que hacen a la maternidad y la crianza, y nada tienen que ver con la experiencia real, única e irrepetible que transitarás como madre de tu bebé. También para “parir” por cesárea, para atravesar las molestias y dolores del postoperatorio y a la vez cuidar, acunar y alimentar a tu hijo, se necesita de una increíble fortaleza digna de admiración.

El consejo: luego de despejar toda duda, confía en tu médico y descansa en su experticia. El vínculo de confianza que construyas con él es el principal motor de aceptación y alivio. Y aunque no sea la experiencia que deseabas, ten en cuenta que la cesárea es una gran herramienta que salva vidas.

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