La angustia de los ocho meses

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Mamá y bebé ya no son uno

El desarrollo emocional del bebé atraviesa distintos tiempos, y es importante ajustar nuestras respuestas a las necesidades y demandas de cada período de su vida. Existe un momento evolutivo del bebé en que puede manifestar angustia de diversos modos, y es el tiempo de la llamada angustia de separación o angustia del octavo mes (Spitz, 1973). Conocer sobre esta etapa te permitirá saber qué esperar y cómo ayudar a tu bebé a sobrellevarla.

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¿Qué es la angustia del octavo mes?

Es un período normal de su desarrollo evolutivo y emocional, que comúnmente se denomina así ya que suele presentarse alrededor del octavo mes de vida del bebé. Pero es importante saber que esto no es exacto: puede darse unas semanas antes o después. Así como el momento en que se desarrolla, su duración también es algo variable, y dependerá de los tiempos subjetivos de cada bebé y cada familia. Puede durar desde semanas hasta un par de meses atravesar esta etapa. Dado que es algo normal, muy común y esperable, no significa un retroceso en su desarrollo (aunque así lo parezca por el cambio en algunos de sus comportamientos habituales).

Esta etapa de angustia se caracteriza principalmente por cierto temor al abandono por parte de la mamá.Hasta este momento de su vida, el bebé no es capaz de distinguirse a él y a su madre como algo separado: sus cuerpos son una unidad, una simbiosis. A medida que logra una mayor autonomía (por ejemplo, duerme en su propia habitación o comienza a incorporar alimentos semisólidos), empieza a reconocerse como un ser separado de su mamá: está pasando por el primer desprendimiento de su vida. Esto significa un logro -en tanto mayor independencia para él-, pero a la vez le genera angustia ya que no tiene adquirida aún la noción de permanencia de los objetos: si su mamá se va de su campo visual, el bebé siente que ha desaparecido, y en este tiempo todavía no puede saber si volverá a aparecer. Será necesario atravesar esta etapa y experimentar estas cortas ausencias de la madre para comprobar que ella, pasado un tiempo, volverá a acudir a su llamado y contención.

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¿Cómo puede manifestarse esta angustia en el bebé?

Según el temperamento y las particularidades de cada bebé, pueden observarse diferentes cambios en su comportamiento:

  • En general, se muestra mucho más apegado a su mamá, y llora pidiendo que ésta lo coja en brazos.
  • En el área social: si hasta este momento era muy simpático con todo el mundo, o iba en brazos de cualquiera sin problemas, ahora comienza a distinguir conocidos de extraños. Ya no sonríe a gente que no conoce, y pide ir en brazos de sus padres ante la presencia de otras personas ajenas a su entorno familiar.
  • Hasta dentro de la familia puede cambiar su comportamiento. Por ejemplo, si no ve a sus abuelos durante varios días, llorará al volverlos a ver y los “tratará” como extraños.
  • Extraña mucho más a su mamá que a cualquier otro miembro de la familia. Si deja de verla (aunque se haya ido por unos segundos al baño, por ejemplo), llora muy fuerte.
  • Durante la noche, se despierta varias veces llorando intensamente y le cuesta volver a calmarse.

Es necesario aclarar que los bebés no siempre manifiestan explícitamente esta angustia. Cada bebé es diferente, con lo cual algunos podrán mostrar uno o varios de estos cambios, y otros atravesarán esta etapa sin que observemos grandes variaciones.

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¿Qué hacer para ayudarlos a sobrellevar esta etapa?

  • En primer lugar, tener paciencia para darle a tu bebé el tiempo necesario para superarla.
  • Luego, comentarle a amigos y familiares que tu bebé está pasando por una etapa de angustia. Así comprenderán por qué puede que llore cuando lo cojan en brazos o no quiera quedarse con ellos, y podrán respetar sus tiempos sin forzarlo.
  • Es un momento en el que, en la medida de lo posible, será conveniente no estar lejos de tu bebé por mucho tiempo. Esto no significa desatender a otras obligaciones ni faltar al trabajo, pero sí en los tiempos en que estés con tu bebé, estar donde él pueda verte, o dejarlo por algunos instantes y volver a aparecer en seguida. También puede ayudarle escuchar tu voz hablándole desde la otra habitación cuando te encuentres fuera de su campo visual, para que vaya aprendiendo que sigues estando y no te has ido.
  • Puedes ayudarlo a través del juego (que es su mayor herramienta de aprendizaje): esconderte detrás de una sabanita, diciendo “¿dónde está mamá?” “¡acá está!”, o jugar a tirar o desaparecer objetos y hacerlos que vuelvan. De esta manera irá registrando que las cosas o las personas a su alrededor (en especial la mamá) pueden irse, pero siempre van a volver.
  • Evita pasarlo contigo a tu cama si es que hasta ahora dormía sin problemas en su cuna. Si se despierta llorando durante la noche, acude a su llamado cada vez para darle tranquilidad, quedándote a su lado ofreciéndole tu mano o una caricia hasta que vuelva a dormirse. Esto puede repetirse varias veces en una misma noche y volverás a dormir entrecortado, pero es una fase transitoria que pronto superará.
  • Durante este período no es recomendable introducir cambios en sus rutinas establecidas, especialmente en el sueño. Si por ejemplo, tu bebé duerme contigo en tu cama y quieres pasarlo a su cuna, o se duerme con el pecho y quieres que aprenda a dormirse sin él, será mejor esperar y observar cómo atraviesa esta etapa de separación para luego buscar el logro de estos cambios que implican una mayor autonomía. De lo contrario, puede que el bebé no afiance la seguridad que necesitan este momento para sostener estos logros más adelante.
  • Del mismo modo, ten en cuenta las mayores demandas de tu bebé en este tiempo para planificar por ejemplo tu vuelta al trabajo o su ingreso en una guardería. De lo posible inícialo en estos cambios antes de que esté en plena etapa de angustia, y si esto no es posible ten en cuenta que la adaptación progresiva a tu ausencia tal vez lleve un tiempo más prolongado que en otros momentos de su desarrollo (meses antes o meses después).

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El consejo: al llegar al octavo mes de tu bebé, presta especial atención a estos cambios, y si es preciso conversa sobre ellos con el pediatra. Tener conocimiento de que la angustia de separación es un proceso normal en el crecimiento y desarrollo de tu bebé (y no un retroceso en su evolución) te ayudará a comprenderlo, aceptar y respetar sus tiempos, sus necesidades y sus ritmos propios, no sólo en este sino en cada momento de su vida.

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