Los límites hacia el resto de la familia

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Parece ser todo un tema para muchas mujeres y parejas embarazadas el de cómo poner ciertos límites a la intromisión del resto de la familia (futuros abuelos, bisabuelos, tíos, etc.) en las decisiones que hacen al embarazo y la llegada de un nuevo bebé. Como ya he comentado en otros artículos, los cambios en el estado de ánimo y las emociones de la embarazada pueden verse incrementados por la confusión, las dudas o el agobio que generan la gran cantidad de consejos, indicaciones, comparaciones o comentarios sobre otras experiencias que pasan a formar parte de casi la totalidad de las conversaciones familiares ante una visita, un llamado telefónico o una sobremesa. Y sumado a los comentarios y las preguntas, la pareja de futuros padres puede llegar a sentir en ocasiones cierta imposición de los deseos o formas de pensar de algún familiar (por ejemplo la madre o la suegra de la embarazada) con respecto a temas importantes que pueden ir desde el nombre del bebé, en qué momento irá la familia a la clínica a visitarlos, hasta qué tipo de ayuda recibirán después del nacimiento o cuántos días se “instalará” alguien de la familia en la casa a colaborar con el cuidado del recién nacido.

Desde luego, no cabe duda de que el resto de la familia también espera con ansias a ese nuevo ser, y que en general todo comentario u opinión nace desde la buena intención de ayudar. Pero es muy común que la mujer o pareja embarazada experimente cierta dificultad para poner un freno a estos comentarios que llegan muchas veces en forma de mandatos o imposiciones, hacer valer su punto de vista sin herir los sentimientos de su familia, o ser fieles a sus propios deseos, su propio modo de vivir el embarazo, el nacimiento y la crianza de su bebé.

Decisiones a tomar: ¿propias o impuestas?

Es muy importante que la futura mamá o pareja embarazada tomen conciencia de que a partir de este momento –y más allá de los vínculos que los unirán por siempre con sus familias de origen- pasarán a conformar su propia familia, autónoma y responsable de sus propias decisiones. De modo que es preferible que ante cada cuestión que requiera conversar y tomar una decisión, los futuros padres puedan pensar si aquello que se ha definido responde a un deseo propio de esta nueva familia, o a una pauta heredada de la familia más extensa (que puede o no coincidir con lo que los nuevos padres quieren para sí mismos).

Tal vez esto no es tan sencillo de identificar, ya que muchas de estas prácticas y tradiciones ya son parte de nuestro propio modo de ser y de comportarnos; pero el primer paso para poner un límite al resto de la familia será tener en claro qué y cómo deseamos hacer la propia experiencia de paternidad y crianza de nuestro hijo, para así identificar y comunicar al resto de nuestros seres queridos hasta dónde ellos tendrán participación.

Una vez que, habiendo reflexionado en privado y detectado que tal vez las expectativas del resto de la familia alrededor de la llegada del bebé no coinciden con lo que los nuevos padres desean o han decidido, el principal problema será cómo comunicar estas decisiones a los seres queridos. Existen algunas cuestiones a tener en cuenta que pueden ser de utilidad para poner cierto freno a la familia extensa, sin necesidad de que eso se convierta en un problema:

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¿Qué podemos hacer para contrarrestar la intromisión?

*Quién dice qué: ten en cuenta que generalmente el modo de relación y de comunicación con nuestros familiares directos (por ejemplo tu madre o tu padre) es muy distinto al que tenemos con los vínculos políticos (por ejemplo, tus suegros). Es preferible que al comunicar alguna opinión, reflexión o decisión que hace al nuevo bebé, la pareja haya conversado y acordado previamente en privado lo que desea hacer, y cada uno sea el portavoz -con su propia familia de origen- de las decisiones ya tomadas (“nosotros pensamos que…”, “nosotros decidimos que…”), evitando exponer a su pareja a tener que confrontar con los familiares políticos. Así, estarán dando al resto de la familia el mensaje de que a partir de ahora ésta es una nueva familia, con la capacidad y la responsabilidad de tomar sus propias decisiones de manera autónoma, que podrán o no coincidir con las opiniones y deseos del resto.

*Ser asertivo: a veces, cuando las opiniones entre los miembros de la familia son tan distintas o hasta completamente opuestas, parece que el único desenlace posible es la discusión o la pelea. Pero esto también conlleva un gran costo y un desgaste emocional que resulta perjudicial para el vínculo y particularmente para la embarazada. Es importante que no caigas en la pasividad (no mostrar tus pensamientos o sentimientos por temor a que no te comprendan o a ofender a los demás, dando más valor a lo que los demás piensan) ni en el extremo opuesto de la agresividad (sobrevalorar tus opiniones obviando o hasta despreciando las de los demás). Ser asertivo al comunicarnos implica ubicarnos en un punto intermedio, sin buscar convencer al resto sino respetando las distintas posturas; y evitando los conflictos sin dejar de expresar lo que queremos o hemos decidido para nuestra propia vida. Puedes por ejemplo enunciar frases como “esto es lo que a nosotros nos parece más adecuado”, “estamos aprendiendo, somos nuevos en esto”, o “bien, tendremos en cuenta tu opinión/sugerencia y después decidiremos”.

*Hacerlos partícipes desde su rol: dale el lugar a cada miembro de tu familia de imaginar y fantasear cómo cada uno de ellos imagina su relación con tu bebé. Puedes conversar acerca de qué desean compartir con él o ella desde su lugar (por ejemplo de abuelo o tío), y hasta invitarlos a algún encuentro del curso de preparto o alguna charla o conferencia para, además de sentirse partícipes, recibir información validada por profesionales.

*Apelar a la autoridad: si sientes que, aún cuando como pareja han expresado sus decisiones con firmeza, algún miembro de la familia intenta insistir o imponer sus propios deseos, puedes hacer uso de la autoridad del médico (por ejemplo “el médico nos indicó que por lo largo del parto no recibamos visitas el primer día”, “la matrona me dijo que ésta era la mejor posición para comenzar a dar el pecho”, ”la enfermera me indicó que así debía cambiarle el pañal”), ubicándote como quien sigue su recomendación o indicación y evitando así entrar en un conflicto de opiniones.

El consejo: más allá de las buenas intenciones con las que familiares y allegados pueden transmitirte su opinión o sus conocimientos sobre temas que hacen al embarazo y la crianza de un hijo, es importante transmitirles que de lo que se trata es de que tú y tu pareja vivan su propia experiencia de ser padres, aunque eso signifique -inevitablemente- cometer aciertos y errores.

¿Estás embarazada? 

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Esta entrada tiene 2 comentarios

  1. Cositas Chulas

    Acabo de leerlo y me siento plenamente identificada con lo que has escrito, no puede ser más real. Entre las personas que parecen ser más sabias que el resto, las que te dicen lo que debes hacer (aunque no hayan sido madres ni hayan estado embarazadas), las que creen que esto que haces no es correcto y las que tienen el derecho adquirido a opinar sobre lo que haces…. estoy aburrida, de verdad que sí. Cada madre es distinta, no sabéis hasta qué punto nos agobiáis con vuestras opiniones, (aunque parezcan sinceras y con ganas de ayudar). Dejadnos, por favor con nuestras cositas chulas (así llamo a mis dos mellizas recién nacidas), que disfrutemos de nuestra reciente maternidad, de nuestra lactancia compartida, el colecho, las ganas de dar todo el amor que tenemos y, si necesitamos algo de vosotras, ya os lo pediremos. Gracias mil, de parte de una madre cansada de escuchar, con ganas de disfrutar de sus bebitas y que desea poner límites al resto para que nos dejen virir. Mil gracias

    1. Belén Marinone

      Me alegra mucho recibir tu comentario. Hacer sentir a una madre que es escuchada y comprendida es una de las misiones de todo el trabajo que hago. Que tu maternidad siga creciendo en tu propio camino. Un abrazo!

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