El cambio en el cuerpo tras la maternidad

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Estamos rodeadas de mensajes que nos ayudan a entender que el cuerpo tras la maternidad no será el mismo y que debemos querernos por lo que hemos logrado. Todos estos mensajes nos ayudan pero el verdadero trabajo es interno

El cambio en el cuerpo tras la maternidad

Una de las preocupaciones que podemos llegar a tener durante el embarazo puede ser la relacionada con nuestro físico. Depende mucho de cómo nos sentimos con nosotras mismas al momento de quedarnos embarazadas y cómo nos hemos sentido a lo largo de nuestra vida en relación a este tema. Puede ser más fácil o más difícil enfrentarse a los cambios que sufre el cuerpo tras la maternidad pero la aceptación empieza desde dentro.

Mi experiencia

Mi cuerpo me ha traído varios complejos a lo largo de toda mi vida y llegué a mi primer embarazo con más kilos de los que me hubiera gustado. Una de las primeras preocupaciones que le manifesté a mi médica fue que me asustaba engordar demasiado por mi facilidad a ganar kilos y claro está me aconsejó una dieta variada, sana y completa. Pero así y todo yo sabía que aunque la respetara no iba a quedarme tranquila.

Para ese entonces no tenía coche por lo que la opción para ir a trabajar era el transporte público pero debido a la mala conexión entre mi piso y mi trabajo tardaba bastante tiempo, se me ocurrió entonces que para volver a casa sería una buena alternativa hacerlo a pié. Allí estaba cada día con mis cascos, mi música y un calzado cómodo caminando unos 50 minutos y con una leve cuesta arriba. ¡Fue una de las mejores decisiones que puede haber tomado!

Durante los dos primeros meses hasta perdí peso, y eso que me alimentaba muy bien. Cuando comencé a ganar peso lo hice con calma y poco a poco. La actividad física me permitió darme “mis gustitos”, relajarme un poco más el fin de semana, y sentirme bien conmigo misma.

También es cierto que a mitad del embarazo me fui de vacaciones durante un mes a visitar a mi familia. Volví con 4 kilos extra (¡en un mes!), no caminaba, comía y cenaba cada día con amigos o familia, me permitía comidas más elaboradas y postres, en fin, descontrolé la dieta. Al volver enseguida entré en ritmo y a partir de ese momento volví a ser responsable de mis buenos hábitos.

Terminé con 12 kilos durante todo el embarazo, las vacaciones hicieron lo suyo pero el resto fue bastante bien.

Tras el parto y postparto, no realicé una dieta estricta, sólo comía bien, cuidando las cocciones y dándome gustitos los fines de semana pero la lactancia hizo magia.

No siempre es así pero en mi caso la lactancia materna me ayudó a recuperarme estupendamente. Llegué a tener en 5 meses tras el parto 8 kilos menos que cuando me quedé embarazada, me sentía radiante. Siempre había deseado llegar a ese peso y no lo había logrado ni de adolescente.

A mi segundo embarazo llegué tras una etapa complicada, otra vez con algunos kilos de más. Nuevamente me preocupé por el miedo a ganar mucho peso durante el embarazo. Cuidé mi dieta durante los nueve meses pero esta vez, con una niña en el cole, los horarios muy ajustados, coche para moverme, mucho trabajo y una vida familiar más activa, caminar no era una opción. No podía permitirme una hora diaria de ejercicio aunque sabía con certeza de que era la clave del éxito.

Tuve que cuidarme mucho y aceptar que era otro momento en mi vida y que no podía hacer más. Por momentos me angustiaba mucho, tras las consultas con el médico y al enfrentarme a la balanza. Hubo meses en los que no había habido ocasiones excepcionales, me había cuidado mucho y seguía mi dieta sana pero igualmente subía 2 o hasta 3 kilos en un mes. Eso me frustraba bastante.

Finalmente llegué al parto con 15 kilos, algo más de que lo que se espera pero con aceptación lo llevé lo mejor posible.

Ahora llevo tres meses desde que nació mi bebé y estoy a mitad de camino. Por supuesto ha pasado lo más fácil, (los kilos que perdemos los primeros días) y luego me he estancado. Aún no sé si la lactancia materna volverá a ayudarme pero estoy trabajando mucho la aceptación.

Estamos constantemente rodeadas de mensajes que nos ayudan a aceptarnos, a entender que el cuerpo tras la maternidad no es el mismo, y que las huellas de tus hijos en tu físico deben ser el motor de tu felicidad. Trabajar internamente en eso es fundamental. Cuando vemos a otras mamás es más fácil decir que es normal que no estén recuperadas tan pronto, que no deben fijarse en esas cosas… pero cuando se trata de una misma es más difícil. 

Muchas mujeres nos recuerdan día a día en las redes, en los medios de comunicación y en la vida que somos maravillosas y que debemos gustarnos y querernos aún más que antes por haber traído al mundo a estas personitas. Pero por otro lado hay una sociedad que nos lleva a pensar y sentir que «no estamos bien», que debemos lucir un cuerpo más delgado y que seremos admiradas si logramos el perder el peso ganado en el embarazo rápidamente.  La pregunta que debemos hacernos es ¿de qué lado estamos nosotras? y ¿de qué lado queremos estar?

Yo no sé si volveré a tener el cuerpo que me gustaría pero estoy convencida de que mis hijos me darán mucha más felicidad de la que me da mi imagen.

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