El embarazo y el trabajo

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Somos mujeres fuertes, profesionales, y responsables. Hablamos de conciliación, y vamos en busca de nuestros derechos. Sin embargo cuando nos quedamos embarazadas nos cuesta mucho aceptar que ciertos cambios que hacemos en nuestro día a día también debemos llevarlos al terreno laboral.

El embarazo y el trabajo

El embarazo es una etapa hermosa para la mujer. Siente importantes cambios positivos en su vida emocional, con su pareja, al darte cuenta que estás formando una familia y que estás creando una vida dentro de su cuerpo.

Por otro lado es una etapa difícil tanto a nivel emocional como a nivel físico. Muchos cambios te pueden hacer vivir situaciones complicadas o indeseadas, malestares físicos o cruce de sentimientos que te hacen estar mal.

Cada embarazo es muy diferente incluso en la misma mujer. Si bien ambos componente están presentes en casi todos los embarazos hay mujeres que sienten muchísimo más el aspecto positivo de su embarazo y lo viven con una gran alegría durante los 9 meses sintiéndose estupendas y por otro lado hay mujeres que “sufren” mucho más su embarazo, ya sea por cuestiones físicas, por malestares, por cuidados excepcionales y restrictivos o por cuestiones emocionales como ansiedad, estrés, angustias o miedos. Por supuesto también hay muchas mujeres que en una posición media, pasan por etapas mejores y etapas más complicadas en esos 9 meses. En cualquier caso, el embarazo es un momento de “revolución” para una mujer y debemos asumir que viviremos situaciones excepcionales y que debemos hacer ciertos cambios en nuestra vida.

En general estos cambios los asumimos mucho mejor en casa, en nuestros ratos libres y con nuestras parejas. Es decir, nos cuidamos más y eso no nos genera un problema, dejamos de hacer ciertas actividades o por lo menos las adaptamos, descansamos más, aceptamos más ayuda en casa, en fin somos conscientes que debemos adaptar nuestra vida a este proceso y eso no nos preocupa y lo vivimos con naturalidad.

Sin embargo, y aquí es donde quería llegar, en el trabajo no nos permitimos esa concesión. Como mujeres fuertes que somos y defensoras de nuestros derechos, ponemos nuestros mayores esfuerzos en “hacer como que no pasa nada” cuando estamos en el trabajo.

Puede que porque aún no lo hemos comentado, puede porque sentimos que debemos rendir exactamente igual que en cualquier otra época de la vida, puede que porque nos es difícil asumir que nuestras necesidades son diferentes respecto a hace unos cuantos meses atrás. Lo cierto es que esto no está mal en gran medida, no estamos enfermas, estamos embarazadas. No hay razón para no trabajar (a menos claro que alguna condición médica nos lo impida) o para limitar nuestro trabajo pero por otro lado así como cambiamos ciertos aspectos en el resto de nuestra vida deberíamos “cuidarnos un poco más” en el trabajo y esto nos cuesta realmente mucho.

Muchas veces no depende de nosotras, sino de la empresa en la que trabajamos que no “ayuda” a fomentar ciertos cambios necesarios y con eso podemos hacer poco. Pero muchas veces sí depende de nosotras y de nuestra capacidad de asumir esos cambios. Intentar bajar el ritmo, el nivel de estrés, tomarse las cosas de otra manera, cumplir el horario y no abusar del trabajo extra, permitirnos hacer descansos adecuados o hasta ir al baño todas las veces que lo deseamos. Todas estas cosas parecen impensables para muchas mujeres embarazadas y trabajadoras, profesionales y fuertes que nos cuesta asumir en el trabajo que tenemos que generar nuevos hábitos.

¿Cómo podemos encontrar el punto medio entre rendir adecuadamente y cuidarnos a nosotras mismas?

Es muy difícil responder a esta pregunta, es verdad que hay infinidad de casos, pero también debemos hacer grandes esfuerzos a nivel personal y considero que eso es a veces lo más difícil.

Queremos demostrar en nuestro ambiente laboral que somos 100 % nosotras y eso nos lleva en muchos casos a sobre exigirnos más de lo que deberíamos. No pretendo recomendar que debamos rendir menos en el trabajo, pero sí que no olvidemos que nuestras necesidades han cambiado.

¿Cuáles son los consejos a implementar?

* Ir al baño las veces que sea necesario, aunque estemos muy ocupadas, aunque necesitemos que “nos cubran” otros compañeros. La necesidad de orinar más seguido resulta bastante común y el aguantar esa necesidad es muy malo físicamente y nos puede traer problemas.

* Si trabajamos sentadas, permitirnos hacer mini descansos para andar un poquito, subir y bajar una escalera, ir a por algo que nos ayude a movilizarnos. Cada hora, cada dos horas máximo deberíamos levantarnos y movernos tan solo unos minutos para favorecer la buena circulación.

* Si trabajamos de pie, permitirnos hacer mini descansos para sentarnos un poquito, mover el cuello y los brazos, estirar un poco las piernas. Intentar pedir un taburete para tener esta opción sin salir del puesto de trabajo.

* Beber mucho líquido, no olvidarnos de tener agua fresa siempre con nosotras e hidratarnos bien.

* Tomarnos las cosas de otra manera, organizar nuestras prioridades, evaluar que lo importante es ahora que estemos tranquilas y no pasar nervios. Intentar bajar el nivel de estrés en el trabajo.

* Alimentarnos adecuadamente incluso en el trabajo, no sólo el tipo de alimentos sino las condiciones en las que comemos. Evitar lo más posible comer rápidamente en el escritorio por ejemplo y hacerlo en un lugar adecuado, tomando un descanso y desconectando de las tares.

* Pedir ayuda a los compañeros, apoyarse en los colegas o compañero es muchas veces más fácil que pedir concesiones con los jefes

* Permitirnos las ausencias necesarias, tanto para cumplir con visitas médicas, como si algún día no nos sentimos bien y debemos quedarnos en casa. Asumir que esto puede suceder y que no debería ser un problema ausentarnos cuando lo necesitamos. Muchas veces depende más de nosotras que de quién debe autorizarnos.

* Permitirnos tomar la baja cuando el médico lo recomienda, cuando sentimos que ya no podemos más, cuando debamos cambiar el ritmo. No esperar a último momento por cumplir más a nivel laboral.

Traspasar ciertas barreras que nosotras mismas nos ponemos resulta muchas veces más difícil que traspasar las barreras que nos ponen la sociedad u otras personas. Respetar nuestros cuerpos y nuestras necesidades en el trabajo parece muy sencillo y es muchas veces muy complicado. Como mujeres profesionales y responsables nos cuesta, pero no debemos olvidar que a partir de ahora una personita depende de nosotras, nuestras prioridades han cambiado y nuestros esfuerzos también deben hacerlo. No sólo deberemos esforzarnos al máximo en el trabajo para ser buenas profesionales sino que ahora debemos ser buenas profesionales y buenas madres a la vez y esto comienza en el embarazo.

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