El insomnio en el embarazo

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“Duerme todo lo que puedas ahora que luego ya verás cómo no podrás dormir” Lo hemos escuchado hasta la saciedad, más aún en el tercer trimestre de embarazo cuando dormir bien se hace cada vez más cuesta arriba. ¿Qué me pasa? ¿Por qué no puedo dormir?

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El insomnio en el embarazo

Pese a que todo el mundo a tu alrededor se empecine en que durante el embarazo debes dormir y mucho, lo cierto es que a la mayoría de las mujeres embarazas les cuesta conciliar el sueño, dormir de corrido o sentir buen sueño durante al menos una etapa de su embarazo.

Si bien es una problemática que se da con mucha mayor incidencia durante el último trimestre, también puede suceder en el primer trimestre, en el segundo o durante todo el embarazo y las causas son muy variadas.

Aquí te dejo sólo algunas para que veas que no estás sola en esto, pero es importante transmitir que cada mamá es diferente y hay más causas que generan insomnio:

Más propias del primer trimestre:

Nauseas o reflujo al acostarte

Dolor como de regla muy fuerte

Más propias del segundo trimestre:

* Agobio, ansiedad o estrés por la nueva organización familiar o del hogar, por las compras y decisiones que debes tomar, por pensar que hay demasiado por hacer antes del nacimiento y que no llegarás a todo

* No poder relajar la cabeza y los pensamientos respecto a los avances que haces en la planificación para el nacimiento. Darle vueltas y vueltas a decisiones como los muebles de la habitación, al cochecito que te gusta, etc.

Más propias del tercer trimestre:

* Dolor de espalda, piernas o incomodidad

* Paseos al lavabo constantes que te despiertan varias veces durante la noche

* Sensación de indigestión

* Movimientos del bebé fuertes y dolorosos sumados a no encontrar una posición cómoda.

Las que pueden aparecer en cualquier trimestre o estar presentes durante todo el embarazo:

Alegría y emoción tan grandes que no te dejan relajarte, que la cabeza hace planes e imagina la nueva vida al punto de no poder desconectar para descansar.

Estrés, angustia, o ansiedad por todo lo que está por venir sobre todo cuando el embarazo llega en un momento no esperado o “inoportuno” por situaciones económicas o familiares (tener un hijo anterior de pocos meses, inestabilidad en la pareja, situaciones familiares complicadas)

¿Cómo enfrentarse al insomnio?

1. Lo primero que es importante que sepamos es que no estamos solas, que es muy común que suceda durante el embarazo y aunque esto no soluciona nada, siempre sentirse comprendida y saber que no es “algo malo que me sucede a mí” ayuda a relajarnos un poco.

2. En segundo lugar atacar el problema según el caso, quiero decir intentar resolverlo. De acuerdo a qué nos esté pasando hay mucho que podemos hacer. Muchas veces cambiar ciertos hábitos es suficiente pero en otros casos acudir a un profesional hace que la situación cambie por completo y podamos resolver el problema para descansar mejor. Un tratamiento o un masaje puede aliviar el dolor de espaldas. Un profesional puede ayudar con la ansiedad o el estrés ante situaciones que surjan y que “te quitan el sueño”.

3. En tercer lugar, siempre (sufras o no insomnio, sea la causa o no de tu insomnio), puedes adoptar ciertos hábitos que te ayudarán mucho a conciliar el sueño. Aquí algunos ejemplos y consejos para hacer durante el embarazo:

  • Practicar una actividad física adecuada. Si puedes cada día mucho mejor, sino dos o tres veces a la semana y completar con caminatas el resto de los días.
  • Cenar bien temprano y esperar un par de horas para acostarte. Cenar ligero y alimentos de digestión rápida. Evitar el picante.
  • Minimizar las bebidas con cafeína o teína, con gas y/o con azúcar. No beber mucho líquido durante la tarde, noche.
  • Comprobar que tengas un buen colchón, firme preferentemente, una buena almohada y ayudarte del cojín de lactancia para lograr una buena postura.
  • Aprender y hacer ejercicios de respiración y relajación a la hora de acostarte.
  • Encontrar momentos durante el día para planificar la llegada del bebé (para no pensar durante la noche) y compartirlo con alguien más. Si logras encontrar un espacio, un momento y alguien con quien hacerlo, inconscientemente acomodarás la cabeza sabiendo que hay un espacio y un momento para pensar en eso y no estarás continuamente dándole vueltas a las cosas y menos aún en los momentos de relax o descanso. Es normal que si sientes que estás muy ocupada y no encuentras momento de “pensar” lo hagas sin desearlo cuando al fin te relajas e intentas poner la mente en blanco.

Una experiencia que quiero compartir

Hace unos meses trabajé con una mamá con una problemática bastante importante de insomnio. Cuando la conocí ella sabía que necesitaba algo de ayuda pero no terminaba de valorar realmente lo que podía ofrecerle. Tenía varias dudas y le rondaban varias cuestiones en la cabeza pero no llegaba a unir su insomnio con su ansiedad o estrés por planificar la llegada del bebé y la nueva vida que comenzaría.

Ella me comentó desde el principio que le costaba mucho dormir pero manifestaba un dolor de espaldas y adjudicaba la falta de sueño a esto. Lo primero que le pregunté era qué hacía o en qué pensaba cuando se despertaba por la noche y no podía dormir y su respuesta fue que “aprovechaba el tiempo” en pensar cosillas para el bebé o cómo se organizaría con la pareja. Ella no se estaba dando cuenta que ese “aprovechar el tiempo” era en realidad lo que no la estaba dejando dormir. Le dije que confiara en mí y que vería como de a poco, a medida que vayamos resolviendo cuestiones, se iría relajando y durmiendo mejor. Comenzamos a trabajar y confirmé mi sospecha, era una mamá que tenía muchísimo criterio, quería lo mejor pero no quería caer en compras innecesarias o en comprar por comprar, pero eso la llevaba a darle mil vueltas hasta a la compra de un producto insignificante, a investigar, leer, pensar qué opción era la mejor, etc.

A medida que ella fue encontrando espacio para resolver sus dudas, a poder compartir conmigo diferentes decisiones y “dar por cerrados” diferentes temas, incluso hasta encontrando un freno a sus idas y venidas con cualquier detalle, esta mamá comenzó a dormir mejor, a relajarse, e incluso a disminuir su dolor de espalda. A diferencia de la mayoría de las mamás, sus últimas semanas, cuando ella se encontró tranquila, preparada para recibir a su bebé y con todo bajo control; consiguió conciliar el sueño mucho mejor pese a que se levantaba para ir al baño o le costaba encontrar postura en la cama.

La diferencia no fue que comenzó a dormir de corrido porque, por ejemplo los paseos al lavabo fueron en aumento. La diferencia fue que al volver a la cama estaba relajada y ya no pensaba, ni le daba vueltas, a diferentes temas que sabía que tenía controlados. Así ella logro “aprovechar el tiempo” para dormir.

Como ella, hay muchos casos en que la planificación para la llegada del bebé inunda nuestra cabeza de dudas y planteamientos y encontrar un momento y un espacio para trabajar en ello sin duda ayuda a estar tranquila y conciliar el sueño.

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