Este pasado fin de semana se acercó a mí una futura mamá y me preguntó si era normal sentirse un poco desbordada durante el embarazo. Con cierta angustia, le costaba admitir que se sentía perdida en un mundo en el que había deseado mucho entrar y que debía tomar infinidad de decisiones para las que no estaba preparada.
Estar embarazada
no significa conocer el mundo del bebé
Como os adelanté, este fin de semana estuve en la Feria Todo Papás Loves Barcelona (en los próximos días os contaré más sobre la feria y mi experiencia). Se acercó a mí una futura mamá con esta sensación y quiero compartir la reflexión que hice con ella ya que puede ser trasladada a muchas otras futuras mamás.
Al contarme un poco de ella, enseguida me hizo acordar mucho a mí por su modo de organizarse. Me contó que ella que le encanta hacer listas, que siente que lleva más control sobre su vida cuando hace la lista de lo que debe hacer en el día, de la compra del súper, de los objetivos que quiere cumplir durante un tiempo o de lo que tiene que organizar para una celebración. Y que los últimos días se había sentado varias veces con un cuaderno, un bolígrafo, y su tablet para preguntarle a google qué debía tener en casa para su bebé. Claro que una cierta idea tenía, lo más grande como el cochecito, la cuna, un cambiador pero sabía que era mucho más que eso y toda la situación le generaba mucha angustia. Encontraba mucha información pero no lograba aclararse.
¿Es normal sentirse así? me preguntó. Por supuesto que es normal. Cuando entramos en el mundo de la maternidad o paternidad no estamos preparados para resolver muchas situaciones. Nos hace mucha ilusión comenzar con las compras de todo aquello que necesita nuestro bebé, al principio salimos en pareja a mirar cochecitos, investigamos un poco de marcas, y recomendaciones, miramos algunos muebles y pensamos en la ropita, pero a la hora de organizar todo aquello nos sentimos bastante desbordados. La lista de la que nos hablan es bastante más grande de la que nos habíamos imaginado, debemos comprar muchos elementos que no sabemos si quiera si los necesitamos, y nos informan con palabras rarísimas de las que nunca habíamos oído hablar.
¿Cómo salir de esta situación?
Lo primero, le comenté a esa mamá, es saber que a todas o la gran mayoría por lo menos, nos ha pasado lo mismo. No debemos sentir que estamos perdidas cuando en verdad deberíamos no estarlo. Si bien todas las que somos madres hemos sobrevivido a eso, también todas hemos pasado por ese momento de no saber para dónde salir corriendo.
Lo segundo, y ella lo había hecho muy bien, es intentar organizarse. Comenzar desde lo más grande a lo más pequeño y empezar a hacer listas sobre todo aquello que crees que necesitarás. Pero también y he aquí uno de los secretos, escribir todas aquellas dudas que surgen en el proceso. Muchas veces el plantear interrogantes te da las herramientas para saber qué es lo que necesitas. Por ejemplo, preguntarse cómo se viste un bebé te ayuda a saber qué ropita necesitas; preguntarse qué cuidados necesita la piel del bebé te ayuda a saber qué productos de higiene deberás tener en casa.
Lo tercero, es buscar ayuda. No tenemos por qué saber hacerlo. No somos menos mujeres ni seremos menos madres si no conocemos el mundo del bebé. Salir a buscar ayuda es importante y saber a quién pedirla también lo es.
Le puse un ejemplo “¿si debes reformar tu casa, lo harías tu misma?. Por supuesto que si debes hacerlo mirarás en internet, en revistas o en tiendas de materiales para sacar ideas, para aprender vocabulario que necesitas conocer, para saber qué te gusta más; pero tarde o temprano terminarás hablando con alguien que sabe y que te recomienda lo mejor para tus necesidades, tu casa y tu presupuesto. Una amiga que ha pasado por una reforma te puede dar consejos, te puedo comentar algo que ella descubrió en el proceso y le sirvió, pero en definitiva ella reformó su casa, no la tuya; tomó sus decisiones en función a sus necesidades no a las tuyas y utilizó su presupuesto”
Al poner este ejemplo todo se vio más claro. Estamos acostumbrados a pedir ayuda en determinados procesos pero no en lo que respecta a prepararse y preparar el hogar para la convivencia con un bebé y por descontado, ésto no es menos importante que aquellos procesos en los que sí solicitamos ayuda.
Traer un bebé a casa, ya de por sí es un gran cambio como personas. Pasar de ser una pareja a una familia ya es un proceso interno muy importante y complicado. Pero además de lo que vivimos, hay un sinfín de procedimientos que debemos implementar como todo aquello que ese bebé necesitará o que nosotros como padres necesitaremos para cuidarlo. No conocer todo esto o no saber qué escoger es lo más natural. Sentirse algo agobiados es normal y por eso pedir ayuda a quién pueda orientarnos en ese camino, en esos procesos, resulta tan importante.
Tras nuestra charla, esta mamá comprendió cuál era mi papel y me permitió ayudarla pero lo que hoy os quería transmitir es que sentirse así es natural, que no tenemos que por qué saber reformar casas aunque deseemos tener un hogar, que no tenemos por qué saber organizar un evento de 150 personas aunque deseemos casarnos o que no tenemos por qué saber cómo planificar la llegada de un bebé aunque deseemos ser padres.
Piensa en esto… no llegues al punto de agobiarte e intenta buscar ayuda para vivir este proceso de forma maravillosa.