Las navidades a nosotros nos hacen mucha ilusión, a los niñitos mucho más aún, pero a un recién nacido no tanto. Con la llegada de las fiestas debemos tener especial cuidado y prestar mucha atención a las necesidades del bebé.
Las navidades con un recién nacido
A las familias nos puede parecer muy emocionante vivir las navidades con el más pequeño que acaba de nacer pero lo cierto es que a ellos no les hace tanta gracia y como mamás debemos cuidarlos mucho. Como ya hemos visto, los bebés son amantes de las rutinas y la tranquilidad; que lo que más quieren y el lugar en el que se sienten más seguros es en casa con mamá y papá, calentitos y sin mucho ruido. Pero también es cierto que el estado en el que se encuentra la mamá puede ser fundamental para su bienestar. Estos días en los que preparamos los planes para las fiestas piensa detenidamente qué será lo mejor. Te cuento mi primera experiencia que puede ayudarte para encontrar el mejor plan.
Mi experiencia
Con mi primer bebé (tenía poco más de un mes) llegaron las navidades y tuvimos que decidir qué hacer. Para la noche buena y navidad pensamos que lo mejor sería no sacar a la bebé de casa, no cambiar sus rutinas e invitamos a la familia a pasar con nosotros, unos pocos invitados a cenar.
Preparé rica comida con anticipación, descansé un rato por la tarde, puse una hermosa mesa y todo quedó listo para que llegaran los invitados. Aunque había podido descansar un ratito por la tarde, la peque sabía que no era un día normal, había movimientos en casa, yo estaba más ocupada, también más estresada, no le había dedicado esos grandes momentos únicos de estar juntas y solas tan típicos del postparto y evidentemente ella todo eso lo sintió.
Al llegar todos, mientras tomábamos un aperitivo le di el pecho con la intención de dormirla y cenar con la familia, pero no logré que se relajara. Me fui a la habitación a cantarle, hamacarla, hacerla sentir cerca de mí pero tampoco conseguí relajarla. Volví a la mesa y sin poder ni atender, ni servir a mis invitados me quedé con ella en brazos mientras tomaba el pecho sin parar. Habrán sido 3 horas o más en las que no la pude separar de mi pecho, cene con ella, brindé con ella, conversé con ella. La única manera en que logré que se sintiera segura y calmada había sido en mi pecho. Tras esa experiencia entendí que lo que había vivido era la falta de atención de mamá durante el día, mi estrés por cumplir con todo y mi ansiedad.
Para la noche vieja cambiamos de estrategia. Decidimos que sacarla de casa y que yo esté a por ella sería mejor opción. Así hicimos, incluso salimos de la ciudad para pasar el fin de semana en casa de familiares que viven fuera. Para mí era toda una aventura, la primera escapada de mi bebé, estar fuera por 3 días, el viaje en coche, no sabíamos cómo reaccionaría. La cena de noche vieja sería con muchos invitados, habría ruido y música. Yo estaba dispuesta a cenar y subir a la habitación si ella lo necesitaba.
En contra de todos los pronósticos pasó una noche fabulosa. Al estar en casa ajena y con una bebé, no me dejaron ocuparme de nada, fui toda una invitada, sólo debía preocuparme por ella. Descansamos por la tarde, nos preparamos y bajamos a cenar. Le di pecho antes de comenzar, se quedó dormida en el cochecito y así pasó toda la noche sin que se la oyera.
Estaba junto a mí pero en su capazo y dormía pese al ruido, la música o las voces extrañas. Más tarde se despertó con hambre, comió y volvió a dormir pese nuevamente al ruido. Fue una noche estupenda para todos y yo disfruté muchísimo porque ella estaba perfectamente.
Está claro que no todos los bebés son iguales, ni todas las mamás reaccionan igual. No quiero con esto dar una receta infalible de lo que se debe hacer con un bebé en estas ocasiones pero sí podemos aprender que muchas veces lo que parece que es lo mejor para ellos no lo es y que si nosotras estamos tranquilas, ellos están tranquilos. Hacer una reunión en casa estando de post parto, aunque ni yo me diera cuenta, me estresó, me alteró y no me permitió pasar con ella todo el tiempo que necesitaba. En cambio estar fuera de casa y ser “invitada” hizo que yo estuviera tranquila y completamente a su disposición, que es en verdad lo que más aprecian. Cambiar la rutina alguna vez no es algo que los estrese tanto como podemos pensar, pero estar con mamá sí es importante para ellos y para su bienestar.