Estoy embarazada ¿lo cuento o no lo cuento?

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No termino de saber qué determina que una persona cuente su reciente embarazo los primeros días o decida esperar a las primeras seguridades para hacerlo (la primera eco, el primer trimestre) básicamente porque he vivido yo misma las dos posiciones.

Estoy embarazada ¿lo cuento o no lo cuento? 

Oímos hablar de todos los puntos de vista. Hay mamás que salen del lavabo con el test en la mano y ya están haciendo las primeras llamadas, los vídeos, y contando a viva voz de su reciente noticia. Hay otras que se esperan a certificar la novedad con la primera ecografía dónde se confirma la existencia de feto, o el paso del primer trimestre o hasta el resultado del triple screening que define que todo está bien. ¿Qué determina que nos comportemos de una u otra manera? ¿Podemos ser ambas personas a la vez?

Yo no sé si diría “ambas a la vez” refiriéndome a un mismo embarazo pero sí “ambas a la vez” refiriéndome a dos posturas opuestas en una misma persona.Ese ha sido mi caso. Dos embarazos, dos posturas completamente opuestas relacionadas con “contar o no contar”. Lo curioso fue que al contrario de lo que se supondría, en el primer embarazo no esperé nada de nada para contarlo y en el segundo por poco llego a la semana 20 antes de hacerlo del todo público.

Ambos embarazos muy deseados y buscados, en eso no hubo diferencia. Ambos embarazos a la primera (ya os contaré de esta curiosidad). Ambos embarazos “detectados” antes del test (también os contaré acerca de esto). Pues, entonces ¿por qué actué tan diferente en un momento y otro?

Aún no lo puedo explicar muy bien, pero sí lo que puedo explicar tras estas experiencias es ambos puntos de vista. Valorarlos ambos y defenderlos con mucho sentimiento. La única conclusión concreta a la que llego es que se haga como haga es lo correcto y que debemos ser muy respetuosos con la postura que toman las mamás ante esta decisión.

Defendiendo “contar desde el primer momento”: Sí

Cuando mi primer embarazo me ha preguntado mucha gente por qué lo contaba desde muy pronto y no esperaba a estar más segura. Mi posición era clara:
• “Estoy tan feliz que quiero compartirlo”
• “De la misma manera que comparto las buenas noticias ahora compartiré las malas si algo no sucede como esperamos. No quiero llegar a pasar por ese momento y tener que encerrarme en mi misma porque no tengo con quién compartir mi dolor porque nadie sabe por lo que estoy pasando en realidad”
• “Vamos a sincerarnos, es indisimulable que no me pida una caña y que la haya cambiado por una cerveza sin”
• “Tengo tan presente la novedad en mis pensamientos que siento que “miento” si me hago la disimulada y no cuento lo que en verdad está pasando por mi cabeza”

Defendiendo “contar desde el primer momento”: NO

Con el segundo embarazo algo muy dentro de mí me impedía contarlo, nada hacía suponer que algo estuviera mal pero yo quería esperar…
• “No me siento segura con lo que está pasando”
• “¿Y si realmente no hay bebé y yo me estoy haciendo demasiadas ilusiones?”
• “Siento que es algo muy personal que no deseo compartir hasta no concretarlo con seguridad”
• “Prefiero no estar todo el día pensando en esto porque si algo no sale como esperamos tendré que vivir con eso y pienso que es preferible estar segura antes de hacer planes o imaginarme situaciones”

¿Cómo saber cuál opción es la más adecuada?

Sólo puedes escucharte a ti misma y responder sobre lo que prefieres y lo que te hace feliz.En mi caso, puede que haya tenido que ver, en el primer embarazo, con “mi inconciencia”, con no medir los riegos realmente. Y con el segundo embarazo, con la toma de conciencia de los riesgos que existen, con mi cambio de edad (no es lo mismo los 28 que los 32) y con una sensación inexplicable sobre que algo no estaba bien esta vez. Lo cierto es que si bien no ha nacido, el segundo embarazo viene como se esperamos, sin complicaciones (más allá de algún susto que nos hemos pegado) pero hasta que no hemos pasado la eco de las 21 semanas yo no estuve tranquila.

Como os decía, estoy convencida que no hay una posición correcta, que cada mamá debe vivir su experiencia con naturalidad y hacer lo que cree que es lo mejor.

¿Hay quien se puede tomar a mal que no lo contemos desde el comienzo?

Pues lamentablemente puede que sí. Sobre todo personas muy cercanas pueden vivir esta situación como una especie de engaño o falta de confianza, pero como eso no podemos controlarlo y se trata de los sentimientos de otra persona, no tenemos más que explicar nuestro punto de vista (si queremos hacerlo) y no darle valor a ese enfado o queja. Después de todo, es nuestra decisión, nuestra pequeña familia, y nuestro cuerpo, debemos saber que las que “mandamos” en esto somos nosotras.

¿Qué pasa cuando hablamos del trabajo?

En nuestro trabajo la situación cambia. No sólo debemos medir nuestras ganas y deseo de contar o contar sino también nuestra posición respecto de este embarazo, nuestra “estrategia” para conservar nuestras condiciones y puesto y también la posibilidad que nos da nuestro cuerpo de “disimular” más o menos (ya sea por estar descompuesta el primer trimestre como por el crecimiento de la barriga el segundo)

Debemos saber que no estamos obligadas a comentarlo en un determinado momento ni nadie debería “tomar represarías” por no hacerlo, pero también es cierto que a partir del segundo trimestre guardar esta información se hace más complicado debido al crecimiento de la barriga, los permisos excepcionales que debemos solicitar para ir al médico o hacer algunas pruebas, etc . Evalúa muy bien tus alternativas y “piensa en frío” cuando será el momento ideal de transmitir la noticia. Ten en cuenta que aunque legalmente no pueden ni deben desproteger a la mujer embaraza, lamentablemente en la práctica oímos muchos casos de pérdida de condiciones debido a un embarazo. Por eso, ante todo estás tú. Piensa en ti y en lo que más te conviene.

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