El trabajo de BabyPlanner, como emprendedora e independiente me ha permitido montármelo muy bien con mis hijos tras la llegada del pequeño. Trabajé mucho durante todo el embarazo compatibilizando un trabajo de oficina con mi proyecto de BabyPlanner y tras el nacimiento me aboqué 100 % a esto liberándome de horarios y pudiendo estar mucho más en casa. Fue todo una apuesta y ha salido muy bien, pero llegó la hora de separarnos. Mi peque necesitaba de actividades propias de su desarrollo y yo necesitaba más espacio para mí y mi trabajo.
La separación de mamá y bebé
Durante toda la primera etapa, los primeros meses del peque, trabajaba mucho con él encima, incluso hasta me lo llevaba a reuniones. A medida que fue creciendo, sus necesidades han ido cambiando pero aún lo seguimos conjugando perfectamente. Yo trabajaba en casa mientras él jugaba cerca de mí, y cuando debía salir sobre todo a las sesiones con mamás lo dejaba con una persona de confianza por unas pocas horas.
Tras cumplir un año, al comenzar a andar, y a necesitar explorar y jugar más activamente fue cuando nos dimos cuenta que ya debíamos cambiar la estrategia. Continuamos por un tiempo más de esta manera pero finalmente este enero ha comenzado la guardería. Nos dimos cuenta que él ya necesitaba tener más espacio para jugar, estar afuera, experimentar y por otro lado yo necesitaba más tiempo y sobre todo calidad de tiempo para mi trabajo. Horas de mayor atención y concentración en lo mío y salir tranquilamente sin depender de la agenda de otros. Definitivamente era la mejor opción.
¡A valido la pena la espera!
Nuestro plan era comenzar en septiembre, con el curso escolar, pero la guardería que escogimos fue una guardería que estaba en construcción y no fue hasta enero que abrió sus puertas. ¡A valido la pena la espera! La Escola Bressol, como se llama a las guarderías en Cataluña, que dependen del ayuntamiento son las mejores guarderías que se pueden encontrar en la ciudad. La infraestructura es perfecta, muy grande con espacios abiertos y muy luminosos; pensada y diseñada para que los niños tengan todo lo que necesitan en esta etapa. Los profesionales los mejores y el proyecto educativo sin duda ideal para los bebés de 0 a 3 años.
¿Qué es el proyecto educativo de una guardería?
Se hace raro hablar de proyecto educativo para esta etapa y probablemente no nos pongamos a pensar en eso hasta que nos lo explican y lo vemos nosotros mismos. Esta escuela pone ante todo la felicidad, las necesidades y el bienestar del niño. Los espacios (las diferentes clases) se abren unas a otras, al sum o área común y al patio, generando un gran espacio para que los niños jueguen y realicen actividades según sus propios intereses. En cada “clase” hay espacios diferenciados como uno de juegos de rol, otro de experimentación, de motricidad, de construcción, etc y los niños de diferentes edades (de 1 a 2 y de 2 a 3 años) van escogiendo a cada momento dónde quieren estar o jugar y con quién. Los tutores van acompañando a los niños, proponiendo juegos o estimulando su propio desarrollo en los diferentes espacios pero no existen actividades dirigidas pautadas y para todos juntos. Una propuesta realmente admirable y muy acertada para la primera etapa de nuestros peques.
La adaptación
Si bien estaba mucho conmigo, siempre fue un niño que no necesitaba atención exclusiva, mientras estuviera cerca, él a suyo y yo a lo mío y eso es lo que me permitió trabajar aunque lo tuviera en casa. Por otro lado cuando debía salir y lo tenía que dejar nunca había manifestado ningún problema, él se quedaba muy bien incluso si debía ser en una casa desconocida (no siempre había sido en casa) por lo que yo asumí que la adaptación sería muy sencilla.
La verdad resultó algo más complicado de lo que estaba en mis planes. La separación aunque fuese de pocos minutos los primeros días fue muy dura para él. Estaba muy a gusto con los espacios, los otros niños o los tutores pero al momento de quedarse solo no podía superarlo. Nos ha costado 3 semanas que no llorara durante todo el rato que estaba allí y que entendiera que yo volvería a por él. Hoy por hoy sigue costando la despedida pero una vez que me voy se pone a jugar y ya está muy feliz.
Ha costado mucho en casa también. Cada niño es un mundo y la verdad que no había oído de experiencias similares pero lo cierto es que ahora sé que también puede pasar. No sólo no estaba bien esos primeros días en la guarde sino que no estaba bien en casa. Realmente estaba enfadado y me lo manifestaba. En casa han sido semanas muy duras de llanto, desplantes, rabietas, de no comer, de no dormir bien. El enfado se trasladó a todos los ámbitos y espacios de su día a día y su mensaje era muy claro.
Lo bueno es que esta situación a mí me encontró con más experiencia y más fortaleza que la primera vez, cuando deje a la mayor, momento en el que sufrí yo más que ella. Yo estaba segura de que era lo mejor tanto para él como para mí. Que no se trataba sólo de cubrir una necesidad sino que para su crecimiento y desarrollo era lo correcto. Si bien lo tenía conmigo en casa, yo debía trabajar, no es la misma situación que las mamás que deciden quedarse en casa para cuidar de los suyos y pueden sacarlos al parque cada día, proponerles actividades distintas y en las que puedan correr y moverse como necesitan. Pero también he de decir que como mamá se te rompe el corazón al dejar a tu bebé llorando y sabiendo que no la está pasando bien.
Por suerte esta primera etapa ha pasado, sé que ahora está feliz, muy bien cuidado, muy atendido, que crecerá y se desarrollará estimulado y con independencia y yo he recuperado mi espacio para seguir creciendo en este mi proyecto personal que tantas satisfacciones me da y me permite vivir con mis hijos como realmente deseo.
La maternidad también se trata de eso, diferentes etapas en dónde tus decisiones cambian rotundamente sus vidas y dónde esas pequeñas separaciones son la base de su independencia y crecimiento. Continuamente a lo largo de la vida los preparamos para separarse de nosotros y de eso se trata crecer.