¡Qué mayor está! Recuerdo como si fuera ayer el día que la vi por primera vez, aquellos primeros días, su olorcito, su mirada… Tantas emociones juntas. Mi pequeña cumplió 5 años y me transporta hacia ese momento mágico de su nacimiento.
Mi pequeña cumplió 5 años
El tiempo pasa demasiado deprisa. Nos encanta que crezcan, que descubran el mundo, que se hagan mayores y generen independencia pero cuantas veces queremos volver el tiempo atrás y sentir toda esa felicidad y emoción de los primeros días. Porque sí, lo que una recuerda es toda la felicidad y los momentos maravillosos. Sabemos que el post parto es difícil pero luego no lo recordamos, os lo aseguro. Sé que mamás recientes me leerán y dirán “yo no tendré un recuerdo tan idílico de ese momento” pero os aseguro que cuando pasa el tiempo deseamos que vuelvan a ser tan pequeñitos y bebitos como cuando nacieron.
Ya os he contado en alguna otra oportunidad que hay veces me cuesta un poco darme cuenta que mis hijos crecen y que dejan de ser bebés pero bueno por algo me hice BabyPlanner, si es indudable que los bebés me tiran, que el embarazo para mí es un estado perfecto, y adoro el mundo de la puericultura. Y es razonable que ante estos momentos tan importantes en nuestras vidas vuelva a sentirme así. Pero me gusta, también disfruto recordando momentos, y sabiendo que puedo estar orgullosa de haberlo hecho bien.
Con esta preciosura de niña me he hecho mamá, ella me enseñó más a mí de lo que yo puedo enseñarle toda la vida a ella. Me enseño a ser mamá, me enseñó a amar de forma incondicional, me enseñó a cuidarla y protegerla, me enseñó sobre el verdadero valor de la vida, sobre cómo valorar el tiempo y el esfuerzo que hacemos día a día, sobre la complicidad, el juego, y hasta sobre la importancia del descanso.
Cuando tenemos más de un hijo, los amamos a todos incondicionalmente pero es innegable que el primer hijo lleva consigo un valor especial, porque con el primer hijo cambió nuestra vida para siempre, nos regaló un nuevo rol en el mundo que ya nunca dejaremos de tener.
La pequeña Ema nació el 18 de noviembre de 2013, una mañana de lluvia en Barcelona, tras un parto maravilloso de esos que suceden muy poquitas veces (si quieres conocer más aquí). Qué hermosa sensación tenerla conmigo tras tanta espera, qué hermosa sensación ver a mi marido emocionado hasta las lágrimas porque su pequeña hija había llegado, ¡qué días tan intensos!!
Fueron pasando los meses, nos fuimos conociéndonos unos a otros. Ema siempre fue una niña muy buena, comía bien, dormía bien, se quedaba sin problema cuando tuve que volver a trabajar, fue tan lindo verla crecer.
Llegó su primer cumple, ya había “amiguitos” que jugaban con ella en casa y comenzó a caminar ese mismo día. Con casi dos años inició la guarde y si bien escogimos una trilingüe (catalán, castellano e inglés) ella no decía más que cuatro palabras. Y tras un año de guarde seguía igual, siempre sospeche que la habíamos mareado con tanto idioma (jajajaja). La cuestión es que terminó el curso y aún nada. Iba a comenzar P3 y no se lanzaba a hablar pero un día de agosto, como si hubiera encontrado un interruptor me encendió y ahí no paró nunca más. Hoy tenemos que pedirle por favor que nos deje conversar también a nosotros porque es toda una parlanchina que no calla pero realmente es tan divertida que nos encanta oírla (casi siempre por lo menos).
Ema nos dio vuelta la vida, Ema nos hace feliz cada día y ahora que ha cumplido 5 años siento que comienza una etapa diferente donde tendré que volver a conocerla, donde tendré que volver a aprender mil cosas que ella me irá enseñando a medida que vaya pasando el tiempo. Ema es una niñita grande, pero siempre será mi bebé, a la que llenaré de besos y abrazos, le cantaré nuestra canción, arroparé por la noche y le contaré las historias de los días en los que nació y me convertí en la mamá más feliz del mundo.