Ya hemos hablado de viajar embarazada, ahora nos dedicamos a los viajes con bebés. Las vacaciones que ahora se convierten en “Viajes de trabajo”
Los medios de transporte
Claramente el viaje en coche es siempre la mejor opción para ir con bebés. Por la cantidad de cosas que debemos llevar, por la comodidad de parar cuando lo necesitamos, porque no dependemos de horarios fijados, en fin son todas ventajas. La única objeción, por supuesto, es la distancia a recorrer o el destino al que llegar. No siempre podemos optar por esta opción.
El tren quedará en segundo lugar porque puedes llevar más equipaje y es más cómodo que el avión tanto para las necesidades del bebé como para tener la posibilidad de ir de pié, moverte más, o retirarlo si llora.
El viaje en avión es el más incomodo. Cuando son peques (hasta los 2 años) no pagan billete, sólo algunas tasas, pero tampoco tienen lugar asignado ni pueden llevar equipaje. El equipaje se reduce por tanto a la misma maleta que ha escogido la mamá + el cochecito, que sí puedes llevarlo aparte. Muchas aerolíneas te permiten una maleta de mano (10 kilos) extra cuando vas con un bebé, pero se reduce a su bolso de cambio, quizás algo más grande.
Mi experiencia:
Con la peque de bebé nos hicimos varios viajes en coche -todas escapadas cortas-, un viaje en tren -de unos 5 días- y un gran viaje largo en avión. Con el peque también hemos viajado en coche porque con dos ya es mucho más cómodo y un viaje en avión que hicimos todos juntos.
Mi mayor desafío, el primer viaje en avión que hice siendo mamá, con mi bebé de casi un año y sin papá. Un viaje largo (2 horas + escala + 14 horas) fue toda una aventura. Sacamos los billetes con tiempo y solicité asientos de prioridad con cuna. Esto puedes hacerlo aunque son unas pocas cunas las que hay en cada avión y nunca te lo confirman 100%, si tienes la oportunidad es una ventaja. Allí puedes dormir a tu bebé y así no llevarlo en brazos todo el viaje. Además están ubicados en la parte delantera del avión (primera fila) por lo que tienes más espacio incluso para que juegue un poco en el suelo si está despierto. También puedes pedirle comida especial (potitos y yogurt) y tendrás prioridad tanto en el embarque como para las colas.
Mi experiencia fue muy desafiante porque hice el viaje sola. Eso sí fue ¡una odisea! Es más complicado, sí, pero de una forma u otra te terminas arreglando, lo importante es no perder la calma y hacerlo con buena predisposición y energía. Me había llevado juguetes, biberones para preparar, pan y galletas, potitos, paracetamol, agua, no sé qué cantidad de cosas “por si acaso” de lo asustada que estaba pero fue bien… Estuve cerca de otras mamás que también viajaban con bebés y en esa situación te apoyas una a la otra. Por suerte mi peque siempre fue muy buena para dormir y si bien le costó mucho rendirse, luego hizo muchas horas durmiendo muy bien. Yo por supuesto, no pegué ojo, esa cunita me aterraba y sólo quería verla dormir pero logramos llegar a destino, sanas y salvas y con mucha ilusión. El momento más complicado fue cuando con la peque en brazos más los dos bolsos de mano, tenía que retirar de la cinta la maleta, el carro y un bolso extra que llevaba. Ahí me encontré paralizada y diciendo ¿y ahora qué? Pero creo que mi cara de pánico era tal que enseguida otros pasajeros me ayudaron a montar todo al carro de maletas y yo “sólo” tuve que indicar qué maletas eran mías y sostener a mi peque y los dos bolsos de mano.
La maleta
A la hora de armar la maleta para un viaje con bebés te darás cuenta que si antes eras de las llenabas una maleta entera de ropa y neceseres ahora lo reducirás al máximo. Creo que con la maternidad nos llega una iluminación que nos permite como mujeres reducir una maleta de viaje a lo mínimo. Al contrario con la maleta del bebé, lo queremos llevar todo, y creo que hacemos bien… Por supuesto que depende al lugar dónde viajemos, a la facilidad que tengamos de comprar eso que no hemos llevado y qué restricción de maleta tenemos. Si viajamos en coche a una casa rural, lejos de un supermercado, pues habrá que llevar de todo (desde medicamentos, hasta todas las posibles cremas que necesitemos, y todos los repuestos que veamos necesarios ante cualquier pérdida) pero si viajamos en avión a una ciudad, siempre pensar qué podremos obtener en destino y qué será realmente lo indispensable.
Ropa, mi consejo es llevar mucha. La temperatura, las manchas imprevisibles, en fin ocupa tan poco lugar que creo que no cuesta mucho llevar buena cantidad de ropa.
Pañales: debes hacer un cálculo de cuantos gasta normalmente y llevar unos más. Yo calculaba 6 por día en la maleta + los del bolso de mano que podían ser unos 10 extras. Con eso no tuve problemas.
Neceser: Todo lo que puedas. La mayoría de los productos de bebé tiene versión de envase pequeño. Hazte un neceser completo con todo lo que utiliza tu bebé, incluso todo eso que utilizas de vez en cuando porque nunca sabes. Incluye alicate, termómetro, aspirador nasal, etc.
Comer: Depende mucho del tiempo de tu bebé. Quizás parece mayor desafío pero es más sencillo viajar cuando sólo toman pecho (o bibe) porque reduces mucho lo que debes llevar. Si son más grandes, siempre debes contemplar respectar sus rutinas de horario de comidas. Deberás llevar biberones y tetinas, lecha y cereal; elementos para comer en cualquier sitio como cucharilla, potitos, incluso un pequeño plato, baberos muchos, etc. Cuando estés de paseo siempre deberás contemplar su comida para llevar en el bolso y poder darle en cualquier momento y cualquier lugar. Entre los 6 meses y el año debes respetar muchísimo su comida, será difícil que puedas sentarte en un bar y pedir algo apropiado para ellos por lo que siempre tienes que adelantarte y salir con todo lo que necesitarás durante el día.
Un consejo…
Intenta relajarte. Los viajes con bebés ya nunca serán vacaciones 100% ahora se convierten en “viajes de trabajo”, debes asumir que ya no estarás nunca completamente relajada ni dejarás de trabajar durante las vacaciones pero sí puedes disfrutar y muchísimo. No te estreses si cambia un poco los horarios, las rutinas, si no tiene tanta hambre o hace más problema para comer. Al igual que los adultos, cuando nos vamos de vacaciones los ritmos cambian mucho y no va a malcriarse por unos días fuera de casa y de sus rutinas. Intenta buscar su bienestar en cuanto al sueño y las comidas pero tampoco te agobies, ni te exijas. Ellos entienden que no es su vida normal y al volver a casa no tardarán en acomodarse nuevamente.