Cuando sabes que el parto llegará en las próximas horas, la ansiedad se puede apoderar de tus pensamientos. Intentar que eso no suceda suele ser una tarea difícil y muy frustrante.
La ansiedad por saber que el parto está por llegar
Muchas mujeres no sienten ansiedad los últimos días, básicamente porque el parto les toma por sorpresa. De hecho yo misma, con mi primer parto, al no conocer la fecha exacta y al sentirme perfectamente a último momento no esperaba que llegue el momento con demasiada ansiedad o nerviosismo. En mi segundo parto, en cambio, me anticiparon que estábamos muy cerca, que sería en los próximos días porque ya había comenzado a dilatar. En otros casos sucede que las contracciones de parto comienzan algunos días antes, dos, tres o incluso algo más. En estos casos las mujeres saben que el momento está a punto de llegar y que esas contracciones no periódicas pero si algo dolorosas son el comienzo de lo que está a punto de suceder.
¿Cómo sobrellevamos esas últimas horas?
La verdad es que desde la experiencia personal estos días son bastantes duros. En mi caso, no estaba segura si hacer reposo para estar descansada y tranquila llegado el momento o al contrario, dar paseos, hacer alguna actividad que favorezca el comienzo del trabajo de parto o incluso tener relaciones sexuales (algo que está probado ayuda al desencadenamiento de las contracciones). La verdad es que hice ambas cosas. Mi último control fue un día lunes y el parto se sucedió el jueves, por lo que tuve 3 días en el medio en los que cambiaba constantemente de opinión.
Esa semana aún de primavera, pasamos una ola de calor con temperaturas muy elevadas incluso para verano. Era muy difícil estar en la calle. Así fue que el primer día decidí quedarme muy tranquila en casa haciendo reposo. Las horas se hicieron eternas, pensaba mucho en si sería esa misma noche, y todo lo que hacía lo hacía previendo que podría ser interrumpido. Me fui a dormir pensando que me despertaría a la madrugada para salir corriendo al hospital pero no fue así.
El segundo día en cambio, pensé en que quería hacer algo que favoreciera el comienzo y salí a dar un paseo. El calor me sofocó, volví a casa sin contracciones y agotada. Tampoco fue una gran idea.
Considero que el saber que será inminente genera más nerviosismo que no saber cuándo sucederá. Al menos en mi caso cuando no lo sabía, hacía mi vida normal con sus limitaciones pero no pensaba constantemente en que llegaría el momento. En cambio cuando supe que sería en los siguientes días, la cabeza me jugó una mala pasada, la ansiedad me ganó porque no podía dejar de pensar en ello.
Cada mujer debe manejar su cuerpo y sus tiempos como mejor pueda pero creo que la “inocencia” de no saber cuándo será es una mejor situación y más fácil para afrontar.
Cuando el parto es programado
En esta otra situación, creo que es diferente. Saber con cierta exactitud puede relajarte más los días previos (hablamos de cierta exactitud porque si bien los partos programados se supone que cumplen una fecha y hora también pueden adelantarse naturalmente y cancelar los planes programados). Puedes estar tranquila y hacer actividades que te gusten, descansar, dar paseos, en fin vivir esos últimos días sin tanta ansiedad.
Por otro lado, en estos casos los nervios y la ansiedad suelen llegar las últimas horas. A muchas mujeres les cuesta mucho dormir la noche anterior al parto y no logran descansar lo que deberían.
Todos los consejos profesionales apuntan a lo mismo
Cada vez que conversamos con alguien sobre esta ansiedad de los últimos días o las últimas horas solemos oír los mismos consejos “estarse tranquila” “intentar no pensar demasiado” “descansar y hacer reposo” pero lo cierto es que para muchas mujeres suele ser difícil cumplir con esto. Desde mi experiencia y habiendo pasado por esos días previos de ansiedad intentando no pensar demasiado pero sin poder cumplir con esa intención, diría que lo dejes pasar, que no te presiones, que es parte de este momento y de tu aprendizaje. Cuando llega la hora, cuando al fin tienes a tu bebé, recordarás esos días y te reirás. Lo más importante es que no te presiones sobre “lo que debería ser” (“debería estar tranquila” o “debería no pensar”). Permítete vivir el momento como te salga y si estás ansiosa entiende que es normal y que pasará pronto.