Vivir lejos de la familia

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Este último mes me he sentido sola.

Las mujeres que afrontamos la maternidad sin una red familiar de contención muchas veces nos sentimos solas. No sólo por la necesidad de estar cerca de los que te quieren sino porque la vida familiar sin ayuda es tremendamente difícil.

Vivir lejos de la familia

Como ya sabéis no soy de aquí, no tengo más familia aquí que una hermana joven que lleva una vida demasiado complicada como para poder contar con ella en el día a día, sobre todo por su trabajo. No hay abuelos,  no hay tíos, no hay familia de la que tirar cuando mi marido y yo no podemos compatibilizar horarios.

También sabéis que tengo dos niños, una de cuatro y un bebé de ya ocho meses; y que le he dado la vuelta a mi vida profesional para conciliar más con la familia, sentir que hacía algo por ellos y que podía trabajar controlando mejor mi tiempo.

El plan era casi perfecto en la teoría. Trabajaría mucho en casa, organizaría mis horarios, compatibilizaría con mi marido para que uno u otro esté con los niños, y cuando el pequeño sea algo más grande, ganaría las mañanas dejándolo en la guarde y teniendo más tiempo para mí.

Pese al plan perfecto, en la realidad, no parece ser tan fácil. No siempre consigo compatibilizarlo todo, y este último mes ha sido especialmente duro en ese sentido. Estoy trabajando más, estoy más tiempo fuera de casa y eso me hace sentir que estoy muy sola. Muchos días pienso en mi madre y en mi suegra y lo mucho que las necesito. Poder contar con una red de contención que te salva algún día, algún rato, es importante y sobre todo saber que si tu hijo debe quedarse con alguien será alguien de la familia, en quién confías y que a él le resulte cercano.

Todo este sentimiento se me ha juntado con el momento tan especial que el pequeño está viviendo. Los ocho meses, esa difícil etapa en la vida de los bebés cuando sólo perder de vista a mamá es sinónimo de una enorme sensación de miedo. La angustia de los ocho meses, como ya hemos tratado en el consultorio de Ana, es una etapa en la que los bebés comienzan a reconocerse como un ser separado de su mamá. Esto es un avance evolutivo como persona independiente pero a la vez es una etapa muy difícil para ellos. Comienzan a distinguir conocidos de extraños, necesitan mayor contacto con su mamá, sufren mucho cuando están separados y comienzan a vivir un fuerte temor al abandono.

Es una etapa en la que él me necesita más y me ha coincidido con un momento en el que yo necesito un poco más de espacio e independencia para poder crecer y lograr los objetivos profesionales que me permitirían conciliar perfectamente familia y trabajo. Algo así como el huevo y la gallina. Si yo no despego del todo, no podré abocarme 100% a esto y si no me aboco 100% a esto, no podré estar en casa lo suficiente, manejar mis horarios como ellos necesitan o tener la vida que familiarmente creemos que es la ideal.

No os puedo decir ahora cómo seguirá la historia, pero hoy necesitaba contaros que no siempre es fácil, que muchas veces todo parece complicado y que cuesta encontrar soluciones que te satisfagan completamente.

Sentirnos solas en el embarazo

Todos estos sentimientos que yo vivo ahora con mi bi-maternidad no son exclusivos de esta etapa, ni de mí personalmente. Todo esto me ha hecho pensar en los embarazos y en la sensación de soledad que sentimos cuando comenzamos una vida familiar propia lejos de los nuestros.

Las mamás que no vivimos cerca de nuestro entorno más familiar, nos enfrentamos a este tipo de sensaciones muy a menudo. Esto se da cuando viven en otro país o incluso cuando viven simplemente en otra ciudad. Cuando están a unos pocos kilómetros, los vemos más seguido, más veces en el año y estamos más cerca, pero en definitiva en el día a día no podemos contar con ellos. Si los necesitamos para ir a un médico, si necesitamos que nos haga una compra o que nos acompañen a cualquier sitio no están allí para hacerlo.

Los últimos días de embarazo son especialmente difíciles en este sentido. En general deseamos estar tranquilas en casa, sin “visitas”, pero le damos vueltas a la cabeza y sabemos que si vivieran a unos pocos minutos de casa podríamos llamar de un momento a otro y sabríamos que están allí para ayudarnos. Cuando no es posible, esa sensación de soledad puede invadirnos demasiado y por ende hacernos sentir inseguras.

Es importante en el embarazo contar con alguien que pueda ser ese apoyo que necesitamos. Puede ser una amiga, una vecina, una compañera de trabajo. Alguien que esté atenta a tus necesidades y que no pierda el contacto contigo.

Mi consejo como BabyPlanner si te encuentras en esta situación es que durante el embarazo, encuentres a alguien que te brinde ese apoyo, que lo converses con esa persona, que le cuentes que te sientes sola alejada de tu familia y que quieres contar con ella. Mucho más allá de sentir una responsabilidad, esa persona que tú escojas, se sentirá complacida de ayudarte y estará más atenta a tus necesidades.

Intenta evitar esa sensación de soledad durante el embarazo porque puede que tengas menos herramientas que en otras etapas para sentirte fuerte frente a la situación que te toca vivir.

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